viernes, 20 de agosto de 2010

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Stars on the water

Generalmente camino a mi trabajo me encuentro con las mismas personas, eso sucede cuando todos tenemos  un mismo horario. Algunas me saludan otras no, pero sé que me reconocen. Mientras más veces coincido con las personas voy haciéndome una idea de cómo son, solamente con fijarme en pequeños detalles (generalmente esos detalles dicen mucho sobre la vida de la persona).

Entre esas personas hay un hombre me encuentro en el metro, que me llama la atención, no porque sea atractivo, sino porque es ciego. Calculo que estará alrededor de los 40 años, usa esa especie de bastón con una pelota para guiarse, no usa lentes oscuros, no tiene un ojo y el otro no creo que pueda ver porque lo tiene como cerrado. Lo cierto, que me llama la atención verlo con su cara relajada y a veces sonriente, caminando seguro hacia donde se dirige. La estación del metro es super congestionada en horas picos, él tiene que subir y bajar escaleras, he visto personas perderse personas con sus dos ojos sanos y eso que hay letreros y señales por todos lados.Pero este hombre, va y camina como si nada. 

Hace un par de semanas me lo encontré en el centro, caminando con su bastón por St-Catherine , tan independiente como cualquier otra persona, esa vez estaba sonriente tarareando una canción, se detuvo esperar que el semáforo cambiara (hay una señal sonora que le permite saber cuando puede pasar y cuando no) , mientras esperaba cerró los ojos y subió como disfrutando del calor del sol. Alli me hice la pregunté, ¿cómo hace este hombre para andar por aqui como si nada con tanta gente en la calle? ¿qué sentirá no ver el sol, pero si sentirlo?

Esta mañana lo volví a ver y reflexioné camino a mi trabajo sobre como a veces personas son los dos ojos sanos, nos perdemos en estaciones de metro y en calles, con el stress que nos roba sonrisas desde muy temprano en la mañana y muchas veces no nos damos el permiso de hacer como este señor de cerrar los ojos y disfrutar  del calor del sol. Pienso que son pequeños detalles que nos pueden dar instantes de tranquilidad y gratitud, que por estar pendientes de otras cosas no vemos las cosas simples que nos ofrece la vida.

De alguna manera le di las gracias a este hombre por la reflexión que hice al verlo. Es admirable como personas como él son independientes en ciudades como Montreal.

La foto es mía, de alguna manera representa la calma y encanto que veo en momentos tan sencillos como un atardecer a orillas del río.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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